lunes, 19 de abril de 2010

INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA

La Inversión extranjera es la colocación de capitales a largo plazo en algún país extranjero, para la creación de empresas agrícolas, industriales y de servicios, con el propósito de internacionalizarse. En inglés se habla de Foreign Direct Investment o FDI.

Características
Las características más importantes de las inversiones extranjeras directas son:
Significa una ampliación del capital industrial o comercial
Llega a países donde existe relativa estabilidad económica y política
Grandes empresas multinacionales, la
globalización y el avance en las tecnologías de información y comunicaciones han acelerado la tendencia de invertir fuera de las fronteras.
Atracción de Inversión Extranjera
Muchos son los países que cuentan con organismos especializados.
La mayoría de los gobiernos actualmente ofrecen incentivos y beneficios a aquellas empresas que escojan su país como lugar para establecer sus operaciones. Estos van desde servicios de apoyo al inversionista, mano de obra barata, protección de la propiedad, hasta exenciones tributarias.
La inversión extranjera directa implica un grado importante de influencia por parte del inversor en la gestión de la empresa residente en el otro país. Esta inversión se refiere tanto a la transacción inicial entre ambas entidades como a todas las transacciones subsiguientes entre estas entidades y sus filiales extranjeras, tanto si están constituidas en sociedades de capital como si no.
En algunos casos, la inversión extranjera se extiende más allá de las empresas; las ventajas brindadas a la inversión extranjera permiten el control político sobre sociedades con gran desigualdad social. En estos casos las elites locales están asociadas a las elites extranjeras para mantener sus privilegios internos. Estas últimas ceden el control de los recursos estratégicos. Las ganancias de la inversión extranjera, son principalmente exportadas o retenidas en consumo suntuario de las elites locales, pero a la vez se traducen en gastos militares que permitan contener una explosión social. (Ver teoría de la dependencia)
INVERSIÓN EXTRANJERA INDIRECTA
La inversion extranjera indirecta es el conjunto de préstamos que un país hace al exterior; también es llamada inversión de cartera. La inversión extranjera indirecta se efectúa a través de préstamos de organismos internacionales a gobiernos o empresas públicas, y de la colocación de valores bursátiles oficiales del país receptor del crédito en las bolsas de valores de su propio país, o del que otorga el crédito.

CIFRAS SOBRE INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA
· Las presentes cifras sobre inversión extranjera se basan en las declaraciones de registro que presentan las empresas / inversionistas ante PROINVERSION, en cumplimiento de lo dispuesto por el artículo 19 del Decreto Legislativo 662, dicha información ha sido complementada con información de CONASEV y Registros Públicos, con el objetivo de tener un mayor acercamiento con la realidad.La metodología está referida a los distintos tipos de aporte al capital social (incluyen reducciones y transferencias de participación) en las empresas establecidas en el país; es decir se trata de inversiones efectivamente realizadas. A diferencia de la información que es difundida por otras fuentes, estas cifras no incluyen flujos por préstamos, ni la valorización de mercancías u otros activos que no estén destinados al capital de la empresa local. Cabe mencionar que, si bien el Decreto Legislativo Nº 662 establece la obligatoriedad del registro de inversión extranjera, no establece plazo perentorio como tampoco sanción alguna para quien no cumple con el registro. Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho, podemos indicar que al 31 de diciembre de 2009, el stock de inversión extranjera directa está en el orden de los US$ 18,840 millones.



IED SEGÚN PAÍS DE PROCEDENCIA
PRIMER PAÍS DE CONTRAPARTIDA
España, el Reino Unido y Estados Unidos son las principales fuentes de inversión hacia el Perú, siendo origen del 57.5% del stock de inversión, mientras que los 10 primeros países originan el 87.8% de la inversión acumulada.
Debe tenerse en cuenta que por estrategia corporativa, diversas empresas internacionales canalizan sus inversiones no necesariamente desde la misma sede de la casa matriz, sino a través de subsidiarias en el exterior (p.e. la inversión de Telefónica de España en Teleatento del Perú S.A.C., se hizo efectiva a través de su subsidiaria, Atento N.V., domiciliada en Holanda), por lo tanto, parte significativa del stock reportado para Panamá, Reino Unido, Países Bajos, entre otros, refleja esta situación (cuadro 1).

Cuadro 1
STOCK IED PRINCIPALES PAÍSES
(Millones US$)
PAIS 1/
2009 (1)
%
ESPAÑA
4,291.8
22.78%
REINO UNIDO2/
3,782.7
20.08%
EE.UU.
2,760.2
14.65%
HOLANDA
1,403.7
7.45%
CHILE
1,290.1
6.85%
PANAMA
929.0
4.93%
COLOMBIA
751.1
3.99%
BRASIL
487.2
2.59%
MEXICO
454.8
2.41%
SINGAPORE
399.4
2.12%
CANADA
323.3
1.72%
SUIZA
312.6
1.66%
URUGUAY
224.4
1.19%
FRANCIA
205.0
1.09%
OTROS
1,225.0
6.50%
TOTAL
18,840.2
100%
Fuente: ProInversión
(p) Stock de IED actualizado a Diciembre de 2009
1/ País de domicilio
2/ Incluye dependencias británicas.

ULTIMO PAÍS DE ORÍGEN
En el Cuadro 2, se ordena a los países teniendo en cuenta a la inversión, por el último país de orígen o domicilio de la casa matriz (España, en el ejemplo de Teleatento Perú S.A.C.). Desde esta visión, España, Estados Unidos, Sudáfrica, Chile y Suiza serían el origen del 60% de los aportes registrados. Sólo España y Estados Unidos generan el 36.7% del total de los aportes acumulados.



Cuadro 2
STOCK IED PRINCIPALES PAÍSES
(Millones US$)
PAIS REAL 2/
2009 (p)
%
ESPAÑA
4,440.2
23.57%
EE.UU.
2,481.8
13.17%
SUDAFRICA
1,805.1
9.58%
CHILE
1,566.4
8.31%
SUIZA
931.9
4.95%
REINO UNIDO
906.3
4.81%
MEXICO
868.1
4.61%
CANADA
726.4
3.86%
ITALIA
682.4
3.62%
BRASIL
680.7
3.61%
JAPON
442.9
2.35%
NORUEGA
436.6
2.32%
FRANCIA
317.0
1.68%
CHINA
261.7
1.39%
OTROS
2,292.5
12.17%
TOTAL
18,840.2
100%
Fuente: ProInversión
(p) Stock de IED actualizado a Diciembre de 2009
2/ País de origen de la casa matriz.

IED SEGÚN SECTOR DE DESTINO

El sector minero concentra el el mayor porcentaje del stock de IED (21%). Buena parte de estas inversiones fueron efectuadas en los últimos 5 años, por la puesta en marcha de diversos proyectos. Entre las principales empresas del sector destacan Southern Perú, Xstrata, Gold Fields, Yanacocha, Cerro Verde, Antamina y Cajamarquilla. Durante el 2009 se anunciaron inversiones por más de US$ 30 mil millones para los próximos años. Dentro de los cuales se destaca inversiones de Chinalco, Grupo México, Xstrata, Shougang, entre otras.
El sector comunicaciones con el 20.92%, refleja tanto las inversiones de Telefónica de España derivadas de su participación en el proceso de privatización de la compañía estatal en los años 90 y posteriores inversiones de expansión, así como las inversiones de los operadores de telefonía celular efectuadas principalmente entre el 2000 y el 2005. El desarrollo de este sector se ha visto dinamizado por el desarrollo de un agresivo programa de concesiones orientado a ampliar la cobertura de telefonía en zonas rurales.
El sector industrial (15.1%), finanzas (15.3%) y energía (13.8%), complementan los cinco principales sectores de destino de la IED, que en conjunto representan el 84.7% del stock de IED en el Perú. Es importante señalar que el sector energético muestra un desarrollo muy prometedor por el gran potencial hidroenergético y las posibilidades de desarrollar las reservas gasíferas, empresas como Electrobras, OAS, Endesa, Inkia y SK, ya han manifestado su intención de invertir en diversos proyectos más de 20 mil millones de dólares.


Cuadro 3
STOCK IED POR SECTOR DE DESTINO
(Millones US$)

SECTOR
2009 (p)
%
AGRICULTURA
44.7
0.24%
COMERCIO
755.8
4.01%
COMUNICACIONES
3,675.0
19.51%
CONSTRUCCION
191.9
1.02%
ENERGIA
2,603.3
13.82%
FINANZAS
2,872.2
15.25%
INDUSTRIA
2,842.0
15.08%
MINERIA
3,963.5
21.04%
PESCA
163.0
0.87%
PETROLEO
356.2
1.89%
SERVICIOS
485.7
2.58%
SILVICULTURA
1.2
0.01%
TRANSPORTE
295.4
1.57%
TURISMO
64.3
0.34%
VIVIENDA
525.8
2.79%
TOTAL
18,840.2
100%
Fuente: ProInversión
(p) Stock de IED actualizado a Diciembre de 2009


PRINCIPALES INVERSIONISTAS
Los principales inversionistas que efectuaron algún movimiento de capital ya sea a través de aportes o adquisición de acciones en el periodo 2008 - 2009 son los siguientes:


INVERSIONISTA
PAIS
CENCOSUD INTERNACIONAL LIMITADA
CHILE
ENDESA LATINOAMERICA S.A.
ESPAÑA
GOLD FIELDS CORONA BVI LIMI
REINO UNIDO
SN POWER PERU PTE LTD
SINGAPUR
COMPAÑÍA MINERA LATINO – AMERICANA LTDA. (CMLA)
CHILE
PERENCO LTD.
FRANCIA
GERDAU S.A.
BRASIL
ANGLO AMERICAN PLC
REINO UNIDO
INVERCABLE S.A.
CHILE
ASA IBEROAMERICA S.L.
ESPAÑA

El Banco Central de Reserva del Perú , reportó para el año 2009, un flujo de US$ 4,760 millones de dólares de inversión extranjera directa en el Perú, monto 31% inferior con relación al año anterior, explicado fundamentalmente por la menor reinversión de utilidades, en un entorno económico internacional poco favorable. Los aportes a capital (cifra registrada por ProInversión), alcanzaron US$ 772.65 millones de dólares, siendo los sectores minero y financiero, los que mayor inversión captaron. De estas operaciones, Miski Mayo, Sider Perú, Michiquillay, Holding Continental, DP World Callao, Makro Supermayorista, Calidda, Nextel, Falabella, Abengoa, Minera Quechua, HSBC y Pure Biofuels, recibieron aportes superiores a los US$ 15 millones y que en total, corresponde al 94% de todos los aportes recibidos durante el 2009.
Inversión extranjera directa en Perú sumará US$ 6,011 millones próximo año y US$ 6,225 millones en 2010
La Inversión Extranjera Directa (IED) en el Perú sumaría 6,011 millones de dólares el próximo año y subiría hasta 6,225 millones de dólares el 2010, estimó el Banco Central de Reserva (BCR). “Estas cifras suponen que se mantienen las perspectivas favorables sobre la evolución de la actividad económica”, añadió. Sin embargo, mencionó que un eventual efecto negativo de la crisis financiera internacional podría significar un recorte en las líneas de crédito para algunos proyectos de inversión, en cuyo caso el monto de IED podría disminuir.Precisó que el flujo de inversión extranjera estimado para los próximos dos años estará dirigido al sector minero e hidrocarburos principalmente, aunados al de telecomunicaciones, electricidad, infraestructura vial, agroindustria y petroquímica.
Según el Reporte de Inflación Setiembre 2008 del BCR, la inversión extranjera junto con los nuevos desembolsos por préstamos de largo plazo sumarían 10,267 millones de dólares en el 2008.
En ese sentido, se espera que el flujo de Inversión Extranjera Directa (IED) sume 7,532 millones de dólares este año.
Al respecto, el presidente del BCR, Julio Velarde, mencionó que habrá una cierta retracción en los flujos de IED para los próximos años debido a una posible extensión de los efectos que tenga la crisis financiera internacional.
“Pero si nuestra economía resiste mejor el vendaval eso va a permitir una atracción mayor de capitales después”, comentó.
Precisó que la crisis internacional ha originado que los inversionistas del exterior tengan pánico y busquen colocar sus recursos en proyectos o mercados más seguros.
“Pero sí creo que podremos soportar mejor esta tormenta (la crisis)”, enfatizó Velarde.
Asimismo, el BCR indicó que el proceso de diversificación de portafolio de inversionistas institucionales locales hacia activos financieros en el exterior continuaría bajo un contexto internacional de moderada incertidumbre

· COMPETITIVIDAD GLOBAL Y NUEVAS RELACIONES LABORALES

Desde el punto de vista de las empresas, la presión que surge de la competencia global, las
orienta a buscar la reducción de los costos de producción usando todos los medios posibles.
Las modificaciones en los criterios de localización geográfica de ciertas actividades corren
en paralelo a los procesos de externalización y subcontratación que, apoyados en los cambios
En: Paloma de Villota (ed.) Economía y Género. Macroeconomía, política fiscal y liberalización. Análisis de su impacto sobre las
mujeres. Icaria, Barcelona, 2003.
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tecnológicos, permiten flexibilidad en la producción, la habilidad para responder con rapidez
a los cambios en la demanda y la reducción de costos, por lo menos en el corto plazo
(Benería, 2001).
En el marco de la flexibilidad productiva, se busca obtener de la fuerza de trabajo una mayor
capacidad de respuesta a situaciones imprevistas o fluctuantes, que permita mantener o bajar
costos. La flexibilidad laboral se suele asociar a la precariedad aunque no son conceptos
análogos. Para empezar, la flexibilidad laboral tiene diferentes dimensiones con
consecuencias disímiles en la fuerza de trabajo.
Por flexibilización se entiende las medidas dirigidas a fomentar la capacidad de adaptación a
situaciones cambiantes internas y externas a la empresa a fin de aumentar la eficiencia y la
competitividad. También podría incluirse las medidas que parten de las necesidades e
intereses de las personas radicados fuera del ámbito laboral y que pretenden
compatibilizarlos con las del trabajo remunerado.
Aunque las clasificaciones varían entre autores, hay coincidencia en distinguir las que
producen cambios en las formas de contratación e impactan el mercado de trabajo, de
aquellas formas que afectan el proceso de trabajo mismo, una vez que el/la trabajador/a está
contratado/a y moviliza su fuerza de trabajo en los procesos de producción de bienes y
servicios. A las primeras se las incluye en la denominación de flexibilidad externa y puede
tomar tanto la vertiente numérica - variando el volumen de trabajo a través de despidos,
contratos a plazo fijo, temporales y eventuales - como la vertiente funcional que implica
externalización y subcontratación de actividades. Las que afectan el proceso de trabajo, se
las denomina como flexibilidad interna, que en su vertiente numérica implica cambios en la
jornada laboral e intensidad del trabajo, mientras que la vertiente funcional implica generar
polivalencia laboral, calificación del personal, trabajo en equipo, salario variable, etc.
(Yañez, 2003).
La flexibilidad laboral ha sido, en la práctica, frecuentemente desreguladora, permitiendo la
proliferación de condiciones de trabajo precarias. Pero esto no es así intrínsecamente, ya que
sería lógico pensar que un cambio en la organización productiva, laboral y de los mercados,
tuviera como contrapartida la tendencia a renovar la institucionalidad adaptándola a las
nuevas condiciones 2 . Esto trasluce la posibilidad de contemplar las necesidades de la
organización productiva a la vez que mantener el papel fundamental de protección de la
legislación laboral. Diferente es la discusión sobre si las condiciones políticas, económicas y
sociales lo hacen o no factible a corto plazo.
Pero al mismo tiempo, se puede inferir que algunas formas de trabajo flexible tienen más
posibilidades que otras de ser protegidas, dependiendo, entre otros factores, el tipo de
flexibilidad, el objetivo que se persigue en determinadas inversiones y el contexto
económico en cada momento.

Las condiciones necesarias para atraer inversiones y la competencia entre diferentes países
para lograr la entrada de los capitales más atractivos para el desarrollo, limita la autonomía
de los estados nacionales en la toma de decisiones de política pública.
Algunas restricciones a la autonomía de los estados nacionales se expresan en los niveles y
estructura tributaria, que reduce la generación de ingresos públicos. Al mismo tiempo, se
producen limitaciones en las prioridades para el uso de los recursos del presupuesto nacional
determinadas por la desregulación de los mercados, incluido el mercado de trabajo y la
seguridad social.
Otro tipo de limitaciones se encuentra en la posibilidad de diseñar nuevas regulaciones
laborales que protejan a trabajadores y trabajadoras en las nuevas condiciones de los
mercados. El menor poder de negociación de las organizaciones sociales y sindicales, y la
resistencia empresarial a las regulaciones que limiten el libre uso de la fuerza de trabajo
(horarios, intensidad, formas de contratación, etc.) dificultan el diseño y la implementación
de nuevas formas de protección.
Este nuevo ordenamiento económico también puede afectar la capacidad de toma de
decisiones de las empresas locales. Algunas veces podría resultar en prácticas laborales más
favorables para trabajadores y trabajadoras; es el caso, de los códigos de conducta que los
movimientos de consumidores de algunos países desarrollados exigen que se cumplan para
consumir productos, los que deben producirse respetando normativas laborales y
medioambientales. Las ETN son las encargadas de hacerlas cumplir también a sus
subcontratistas locales. La efectividad interna de estos mecanismos requiere mayor
evaluación. Lo mismo sucede con las cláusulas laborales de los acuerdos regionales de libre
comercio. En el caso de la fijación de estándares laborales mínimos, esto puede operar como
mecanismo proteccionista para evitar la entrada de productos a los países desarrollados.
Mientras que cuando lo que se exige es el cumplimiento de la legislación del trabajo local,
puede aumentar las presiones, tanto de los productores locales como de las ETN para limitar
mejoras en las normativas laborales.


· INTERACCIÓN ENTRE EL ORDEN DE GÉNERO Y EL ORDEN ECONÓMICO

Existe una estrecha relación entre el orden de género y el orden socio-económico presentes
en una sociedad. El orden de género que se está debilitando proviene de una etapa específica
de desarrollo del capitalismo y refleja la organización social que la acompañó para asegurar
la reproducción socioeconómica. La relación producción/reproducción estaba organizada en
torno al salario familiar con familias encabezadas por un hombre que era el "proveedor", que
recibía un salario para mantener el hogar, con una esposa y madre a tiempo completo
dedicada a las tareas domésticas y de cuidado de la familia. Por supuesto que muchas
personas y familias no se ajustaban a este patrón pero era la representación de lo que debía
ser una familia y las normativas laborales y sociales se diseñaron siguiendo esta familia
“ideal”.
Este orden de género acompañaba un paradigma de producción y relaciones laborales que
caracterizó al régimen taylorista/fordista. Las relaciones laborales se basaban en una
En: Paloma de Villota (ed.) Economía y Género. Macroeconomía, política fiscal y liberalización. Análisis de su impacto sobre las
mujeres. Icaria, Barcelona, 2003.
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ocupación a tiempo completo, de duración indefinida diseñada como una relación de largo
plazo. La edad y la permanencia en el empleo otorgaban los derechos de protección social,
como los subsidios de desempleo y las pensiones. Solamente las personas que en su vida
laboral habían trabajado en forma continua y de tiempo completo podían esperar una
protección social suficiente. Amplios sectores quedaban excluidos: entre ellos, las mujeres
para las que su subsistencia y seguridad social dependía de los derechos adquiridos por sus
cónyuges.
Esta relación laboral normal comienza a erosionarse a partir de los años 80 con los cambios
en los paradigmas productivos, la estructura del empleo y la organización del trabajo. Crece
el desempleo, en particular el de larga duración, las modalidades contractuales atípicas y los
empleos precarios. Sin embargo, la institucionalidad de la regulación laboral sigue orientada
por las normas antiguas, de las que goza una proporción decreciente de la fuerza de trabajo.
Crece el trabajo a tiempo parcial, el trabajo temporal, la subcontratación y la inestabilidad en
el empleo generando biografías laborales que ya no aseguran la protección a largo plazo.
También las condiciones laborales dentro de la relación laboral normal se deterioran, con un
tipo de flexibilización de la jornada de trabajo que muchas veces afecta la salud e invade la
vida privada.
En este contexto el supuesto del salario familiar pierde vigencia. Pocos empleos son lo
suficientemente bien remunerados como para que una familia se mantenga con ellos o
alcancen el estándar de vida deseado, el que está sometido a la influencia de nuevas
necesidades. La pérdida de estabilidad laboral, que implica privación de beneficios sociales,
junto con la disminución de los servicios estatales básicos gratuitos, producto de las políticas
de reestructuración del estado y la desregulación de los mercados, hacen necesario el
aumento de los ingresos del trabajo en las familias.
La oferta de trabajo de las mujeres crece como consecuencia de varias tendencias. Por un
lado, incide la insuficiencia de los ingresos y la falta de estabilidad de las remuneraciones
masculinas. Pero esto no es todo. También son determinantes los cambios socioculturales:
las mujeres desean y requieren mayor autonomía, las parejas son ahora menos estables por lo
que la dependencia de sus esposos las hace vulnerables, y existen modelos familiares más
heterogéneos. La erosión de la relación laboral normal va de la mano de la erosión de un
orden de género y de aquello que se consideró la familia "normal".
Esta tendencia da lugar a una diversidad de situaciones las que estarán condicionadas por el
contexto familiar y territorial, en términos reproductivos, educativos, valorativos y
económicos, entre otros. Estas situaciones afectarán el comportamiento laboral de las
mujeres y repercutirán de diferentes maneras en sus condiciones de acceso al trabajo.



· EL TRABAJO DE LAS MUJERES Y SU RELACIÓN CON LA IED

Existe un tipo de inversión extranjera directa orientada a la exportación que tiende a
localizarse en lugares donde las mujeres tienen bajo salario de reserva, es decir, donde las mujeres están dispuestas a trabajar con bajas remuneraciones. Estas inversiones se destinan a rubros intensivos en el uso de mano de obra, en procesos productivos con alta segregación sexual del trabajo, que utiliza habilidades de las mujeres consideradas naturales pero que, en realidad, utilizan una capacitación adquirida en el proceso de socialización. La disponibilidad de las mujeres para este tipo de trabajo dependerá tanto de factores de oferta como de la demanda del trabajo y sus características.
Pero como vimos antes, hay otros factores que guían a las ETN. Las orientadas a la
explotación de las materias primas, emplean en mayor proporción el trabajo masculino. Y las que se orientan al mercado, incluyen una amplia gama de actividades, algunas de las cuales utilizan trabajo de mayor calificación, aprovechando las ventajas educativas, que en muchos casos incluye trabajo femenino. Esto no libera a las mujeres de estar sujetas a factores ligados a su situación familiar y a la valoración social de las mujeres como trabajadoras.

Estructura familiar y oferta de trabajo de las mujeres

Las actividades que se realizan fuera del trabajo remunerado así como los contextos
institucionales y sociales, crean diferencias fundamentales entre la oferta de trabajo de
mujeres y hombres. Para indagar sobre la relación entre la inversión extranjera y la situación de las mujeres, debemos analizar varios de estos aspectos. En este sentido, es fundamental considerar la estructura familiar, la distribución del trabajo reproductivo al interior de la familia y en la sociedad, y su vinculación con el salario de reserva3 (Braunstein, 2000: 1158).
Las interacciones entre los factores que inciden en la oferta de trabajo de las mujeres y la demanda de la IED son complejas y afectadas por una simultaneidad y heterogeneidad de factores.
Las jefas de hogar monoparental con hijos menores que necesitan con urgencia el trabajo remunerado, tiene el efecto de disminuir el salario de reserva de las mujeres, lo que da lugar a su disponibilidad de trabajo a bajo costo. Por el contrario, el salario de reserva aumenta en el caso de mujeres con escaso poder en la familia, sujetas a la presión de sus parejas. Los hombres obstaculizan el ingreso de sus cónyuges a la fuerza de trabajo para no perder poder y verse obligados a negociar con ellas. Si bien las mujeres que son proveedoras familiares exclusivas experimentan mayor autonomía en la toma de decisiones al interior del hogar, las restricciones de ingresos pueden ser fundamentales en hacer más vulnerable su oferta laboral.
Pero por otro lado, el aumento en la educación de las jóvenes, que se asocia a una mayor independencia de las mujeres, tiende a aumentar el salario de reserva, al mismo tiempo que se relaciona con la baja en la fecundidad (Braunstein y Folbre, 1999, citado por Braunstein, 2000: 1163) que retroalimenta su disposición al trabajo remunerado en mejores condiciones de negociación.
La autoridad masculina, junto con la responsabilidad de los hombres como sostén de la familia, lo que además puede ir acompañada de normas pronatalistas, estaría ligada a un alto salario de reserva de las mujeres madres. Mientras, las hijas podrían tener un bajo salario de reserva si el jefe de hogar las considera de bajo valor económico en la familia, y serían enviadas a trabajar fuera de la casa (Braunstein, 2000: 1163). Esto es lo que proveyó de una importante oferta de mano de obra a bajo costo en el primer periodo de las industrias y la agricultura de exportación, tanto en el sudeste asiático como en países de América Latina y el Caribe.
El fuerte crecimiento del sector frutícola de exportación que se produjo con los cambios en los patrones mundiales de consumo, atrajo inversores a países en desarrollo con condiciones favorables a esta producción y produjo un aumento de la demanda de trabajo femenino.
Se trata de una inserción laboral estacional y de bajos salarios. Barrientos, Bee, Matear y Vogel (1999) sostienen que, aunque la inserción de las mujeres en la agricultura moderna tiene un potencial de "empoderamiento", este se ve limitado por la naturaleza del trabajo. La
inserción estacional mantendría la representación del trabajo femenino como secundario y limitaría el cambio de las relaciones de género.
El asunto que parece necesario analizar es si esto que hemos descrito forma parte o no de un proceso de cambio. El trabajo estacional puede ser apreciado por las mujeres como una oportunidad para el trabajo remunerado en una modalidad al limitar el conflicto entre el trabajo productivo y reproductivo a una temporada laboral acotada en el tiempo. Pero además, "la incorporación a una organización de trabajo más colectiva las pone en relación con otros trabajadores y trabajadoras y con diferentes experiencias laborales, lo que promueve cambios importantes en la subjetividad y en la posición de las mujeres. La generación de ingresos propios, la ampliación de las relaciones interpersonales y el aprendizaje de nuevas competencias, van cambiando la imagen de sí y el lugar que ellas ocupan dentro de la trama de relaciones en las que se insertan" (Guzmán y Todaro, 2001).
Los cambios en la valoración del trabajo productivo de las mujeres y en la distribución del trabajo doméstico, se relacionan también con las oportunidades laborales de los hombres y de su capacidad de ser el sostén estable de la familia. Las estructuras económicas interactúan, entonces, con las estructuras familiares de manera que estas incidan de variadas maneras en los salarios de reserva.

Oportunidades laborales alternativas

Otro factor que interviene en la relación entre el trabajo de las mujeres y la IED, son las oportunidades que ellas tengan fuera de las actividades dominadas por este tipo de
inversiones, lo cual dependerá de la estructura económica y del acceso a recursos
económicos independientes. Las oportunidades laborales alternativas también están influidas por la rigidez de la segregación sexual del trabajo, que mantiene a las mujeres en un número limitado de ocupaciones, lo cual, a la vez facilita la exclusión de actividades de mejor remuneración.
Cuando los hombres tienen mayores oportunidades laborales y de carácter estable, la
incorporación al trabajo estacional de las mujeres es menos valorada y tiende a ser
considerada como ingreso secundario orientado hacia un consumo marginal, facilitando la mantención de bajos salarios. Pero cuando los hombres están también sujetos a trabajos estacionales o inestables, la valoración del trabajo de las mujeres aumenta al interior de la familia y facilita la redistribución del trabajo reproductivo. Aumenta la oferta de trabajo y, ceteris paribus, aumentará el salario de reserva femenino. Pero al mismo tiempo, estasituación incidiría en su poder de negociación al interior del hogar para obtener mayor autonomía. Que esto se revierta en mejores oportunidades en el trabajo dependerá, a su vez, de un conjunto de factores económicos, sociales, políticos y culturales. Como ya señalamos, si las mujeres tienen alternativas de trabajo a la que ofrece la IED provenientes, por ejemplo, del acceso independiente a la tierra, no estarán disponibles para trabajar por bajos salarios. La mayor autonomía en el hogar podría mejorar la capacidad de responder a una demanda de trabajo cuyas características interfieran con el trabajo doméstico. A la vez, también afectará el resultado, la existencia o no de políticas públicas
que den lugar a servicios para disminuir el trabajo reproductivo al interior de la familia. Y aunque el peso cultural del rol de proveedor es fuerte, también hay que considerar la posibilidad de que la participación laboral de las mujeres aumente el salario de reserva masculino, así como el femenino. Las normas culturales, la situación familiar y las oportunidades económicas interactúan en forma no fácilmente predecible.

Flexibilidad del proceso de trabajo

La subcontratación es una de las formas de flexibilidad más importantes en cuanto a su impacto en el trabajo de las mujeres. Si esta se realiza a domicilio resulta más consistente con roles tradicionales de las mujeres, que tengan responsabilidad exclusiva en el trabajo reproductivo y con escasez de servicios públicos de bajo costo que pudieran disminuir la carga de trabajo doméstico y de cuidado.
Esta forma de trabajo, que en otros momentos era privativa de algunas industrias, como la de vestimenta, se ha expandido a servicios modernos, tales como los financieros y diferentes modalidades de teletrabajo. Los servicios financieros, en especial los provenientes de IED, han sido un importante empleador de mujeres, siendo relevante su responsabilidad en el crecimiento del trabajo flexible subcontratado. La subcontratación de trabajo realizado a domicilio, puede contrarrestar una presión al alza de los salarios que podría ocurrir frente a un aumento sustancial en la demanda, producto del crecimiento de IED.

Movilidad del capital

Otro factor que incide en el impacto de la IED sobre las condiciones de trabajo es el grado de movilidad del capital. El tipo de inversión y los factores que determinan su localización, es decir, si están atadas a un territorio específico como en el caso de recursos naturales escasos o estratégicos, si son o no intensivas en mano de obra, si esta mano de obra tiene requerimientos específicos o escasos, si existen alternativas de inversión en otros territorios o de reestructuración productiva en el mismo, son algunos de los factores que inciden en la movilidad del capital y, por lo tanto, en la importancia de los costos salariales, en la posibilidad de incidir sobre las presiones al alza de salarios y sobre las políticas laborales. El grado de autonomía de las mujeres y su poder de negociación al interior de la familia, en el mercado de trabajo y en el uso de sus derechos ciudadanos, interactúan con este complejo proceso. Ciertamente, la constitución de las mujeres como sujetos sociales y el reconocimiento de sus experiencias y demandas, así como los logros en la autonomía personal sustentados en las oportunidades abiertas en los procesos de transformación señalados, inciden en la relación de la IED y el comportamiento laboral. Como vimos en el caso de las industrias que utilizan abundante mano de obra femenina en México, dependerá, en gran medida, de que se adopten políticas laborales y educativas adecuadas para que una reestructuración de la IED, desde las que buscan mano de obra no calificada a las que hacen uso de trabajo de mayor calificación, haga posible que las mujeres accedan por igual a estosempleos.

Conclusión

El análisis del impacto laboral y de género de la inversión extranjera directa es importante porque permite mirar con lente de aumento la relación de las nuevas condiciones de acumulación con las relaciones laborales y las relaciones de género. Que se trate de capitales extranjeros o nacionales crea, sin lugar a dudas, una diferencia. Pero esta diferencia puede estar siendo exagerada ya que los factores de localización de las inversiones parecen ser cada vez más compartidos por un conjunto amplio de empresas. Esto no significa que todas se
comporten igual sino que las características que hay que tomar en cuenta exceden latamente el origen nacional del capital y tienen mayor relación con los procesos ligados a la globalización, en sus diversas dimensiones.
La incidencia de los cambios en la organización económica y social sobre las relaciones laborales, requieren del análisis de género, sin el cual no puede entenderse a cabalidad la articulación de las dinámicas económicas y culturales ni la estrecha interrelación entre la lógica productiva y reproductiva.
Por ello, deberemos seguir investigando con mayor profundidad y detalle en las temáticas que hemos esbozado en este artículo. Interesa indagar, en particular, en la interrelación entre oferta y demanda de trabajo, influida por el ritmo y tipo de crecimiento de la IED, que afectará las condiciones en las que mujeres y hombres accedan al trabajo y a sus derechos.

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